¿Compraste miel y
sospechas de su pureza?. Pues aquí te indicamos una serie de pasos para saber
si se trata de un producto alterado o de miel 100% natural, con todos sus
beneficios y nutrientes.
Para saber si la miel es pura en verdad, debes analizarla.
¿Ves allí pequeñas partículas de cera de panal, una textura más rugosa, algo
opaca?. Pues es miel casera y natural, lista para el consumo. La miel
comercial, en cambio, es cristalina y lisa en su aspecto.
Para conocer su
composición, lee la etiqueta del envase; debes buscar que se trate de miel
natural filtrada, sin agregados de jarabe de maíz, almidón de maíz, fructosa,
glucosa comercial, dextrinas, conservantes o estabilizantes de ningún tipo.
Sigue la recomendación del fabricante en cuanto a su consumo, aunque la
miel natural y orgánica no posee fecha de vencimiento, pues se mantiene por
años y años en buenas condiciones. Por cambios de climas, por mantenerla en la
nevera o por el paso del tiempo, el producto natural se azucara fácilmente, lo
que altera su apariencia pero no su calidad. Si la miel se mantiene
perfectamente líquida incluso dentro del refrigerador, es probable que contenga
dextrinas que impidan que se cristalice.
Si el envase se ha borrado y ya no puedes leerlo, hay una simple prueba
casera para saber si la miel es de calidad: sumerge una cucharadita del
producto en agua tibia. Si se mantiene en perfecto estado o se endurece apenas,
se trata de miel pura, mientras que si se disuelve, es que ha sido alterada
de manera industrial.
Otra prueba para saber si la miel es pura es verter una
gota sobre papel secante: la miel natural es cerosa y espesa, por lo que no
será absorbida. Puedes hacer lo mismo si la untas en pan seco: si se humedece,
quiere decir que el producto fue alterado.
El siguiente videíto en Youtube resume con más información al respecto:
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